Juan Ramón Rallo: “si queremos avanzar hacia una sociedad en la que la estructura Estado respete a las personas no solo en la teoría, sino también en la práctica, es necesaria una revolución”

El economista llena el salón de actos del Colegio de Abogados de Elche para escuchar una conferencia sobre la revolución liberal en España

El economista Juan Ramon Rallo ha afirmado en su conferencia ¿Es viable una revolución liberal en España?, que ha pronunciado en el Colegio de Abogados de Elche, en un evento impulsado por el Foro de Debate Económico Germán Bernácer con la colaboración de Caja Rural Central y la Cátedra Germán Bernácer que es necesario un cambio radical en las estructuras políticas porque “las estructuras políticas que tenemos no son liberales, no respetan el proyecto de vida de cada uno, más bien al contrario, tenemos un modelo político que cada vez deja menos espacio a las iniciativas de cada uno de nosotros, nuestras sociedades están hiperestatalizadas, con un Estado gigantesco basado en el monopolio. Cuando cobra impuestos para financiarse está atacando la propiedad privada de los individuos y cuando establece regulaciones que van más allá del mero respeto que unas personas se deben a otras, sino que intentan cómo deben vivir las personas, ataca la libertad de los individuos”.

Ante un público entusiasta que ha llenado el salón de actos ha asegurado que “si queremos avanzar hacia una sociedad en la que la estructura Estado respete a las personas no solo en la teoría, sino también en la práctica, es necesaria una revolución”. ha añadido. El Estado está muy alejado del ideal liberal que busca “que cada persona viva su vida respetando a lo demás. Hoy la visión es buscar un interés colectivo que tiene prioridad moral sobre los proyectos de vida individuales, por tanto, todo el mundo le debe sometimiento. El problema es que el interés general pocas veces se especifica con detalle, se suele hacer coincidir con la voluntad democrática”.

 

Estamos muy alejados de una estructura política liberal “minimalista que únicamente se restrinja a salvaguardar los derechos y las libertades básicas de los ciudadanos, en la que predominen los acuerdos entre partes y, por tanto, leyes privadas para regular relaciones privadas y consentidas.

¿Qué tendríamos que hacer para acercarnos a ese ideal liberal?” señala Rallo que en occidente los estados tienen un peso de entre el 40 y 60% del PIB, lo que supone que disponen de toda la riqueza nacional pero, además, a través de la regulación, la otra parte también la controla de forma cada vez más intrusiva. Pero esto “no siempre ha sido así. A principios del siglo XX ningún Estado pesaba más del 10%, por tanto ¿Es necesario que el Estado sea tan grande? No, es una decisión política derivada de un ambiente cultural y moral determinado, que lleva a que los ciudadanos demanden, de forma racional o irracionalmente, este tipo de estados, primero porque no conocen otra cosa, y porque se han ido generalizando de que el Estado es bueno y que son los sacrificios necesarios para que los menos favorecidos puedan sobrevivir, aunque creo que no es así, se está desenfocando la lucha contra la pobreza, porque ese no es el objetivo real que persigue el Estado hoy”.

El ponente cree que “habría que empezar por desestatalizar muchas actividades que hoy consideramos consustanciales al Estado como la educación, la sanidad, la jubilación, las pensiones o las infraestructuras, para que se presten de forma más eficiente de como lo hace el Estado en la actualidad”.

Ventajas: daría más libertar o autonomía a los ciudadanos para escoger el tipo de educación, el tipo de sanidad, los planes de jubilación o decidir las infraestructuras, la investigación, ….. serían decisiones que podríamos tomar cada uno de nosotros, que somo los que suministramos los recursos al político.

El Estado moderno y los impuestos

El ponente expuso que “cuando la sociedad se empieza a enriquecer y por tanto el Estado, a través de impuestos, empieza a tener muchos recursos adquiere cierta capacidad para suministrar también servicios. La cuestión es ¿y si esos recursos adicionales que hemos creado que le permiten al Estado suministrar esos servicios permanecieran en manos de la sociedad? Podríamos disfrutar de servicios iguales o mejores que los que hoy proporcione al Estado. Esa es una de las grandes cuestiones a plantear al establecer el debate de si debemos avanzar en la senda de una revolución de una transformación liberalizadora de nuestra sociedad”.

Añadió “¿Qué ventajas generales tendría desestatalizar la sociedad? por un lado daría mayor autonomía de elección a los ciudadanos, podríamos escoger qué tipo de educación, sanidad, jubilación, infraestructuras, investigación, entre otras muchas cuestiones, queremos. Todas estas decisiones que hoy están concentradas en gran medida en manos de los políticos serían decisiones que podríamos tomar cada uno de nosotros como ciudadanos, puesto que somos los que suministramos los recursos y las libertades al político para que las tomen en nuestro nombre. Es obvio que el Estado no regala nada todo lo que tiene previamente lo ha cobrado a través de impuestos. No es un benefactor es como mucho un intermediario coactivo que gestiona ciertos servicios comunitarios de una manera que no tiene por qué ser la manera que más se ajusta a mis preferencias o necesidades. Es más, previsiblemente será una forma de prestar esos servicios que se ajustará más bien a las necesidades del propio Estado. El político y la burocracia estatal no necesitan que el consumidor le compre voluntariamente nada, no necesita satisfacer las necesidades de ese consumidor el político se arroga la legitimidad social de quitarnos la propiedad para financiar aquellos servicios que él considera necesario financiar y, por tanto, más que de soberanía del ciudadano deberíamos hablar de tiranía del Estado”.

El economista resaltó la contradicción del Estado en la lucha contra las diferencias sociales. “Nos encontramos con el mayor porcentaje de pobreza de toda la serie histórica desde el año 2004, entonces, cómo es posible que un Estado que dice que tiene como prioridad absoluta luchar contra la pobreza, que ha multiplicado su tamaño, que maneja alrededor de la mitad del Producto Interior Bruto (PIB) y con unas élites gobernantes, que dicen estar muy concienciados por la lucha contra la pobreza y que su prioridad ideológica es reducir las desigualdades, vea cómo se le dispara la pobreza a máximos de 20 años. O nos mienten cuando dicen que su prioridad es luchar contra la pobreza o son muy torpes, o las dos cosas. Para mí no es torpeza porque la estructura estatal inhabilita a los gobernantes a gobernar eficazmente ya que no pueden hacerlo todo bien, no pueden manejar toda esa ingente cantidad de recursos de manera eficaz”.

 

Un Estado más equilibrado

Para Juan Ramón Rallo, “si queremos que el Estado haga las cosas bien, hay que adelgazarlo mucho para que se pueda enfocar en aquello que sí tiene que hacer o que sí que puede tener que hacer por ejemplo mantener el orden público, una justicia eficaz… Vivimos en las sociedades con los estados más grandes de toda la historia”.

Juan Ramón Rallo abordó con datos concretos un modelo de Estado adecuado. “La recaudación fiscal de España en el año 2022 fue de 570.000 millones de euros, ese dinero surgió de los contribuyentes, nos lo quitó previamente el Estado a través de impuestos. Si sacáramos una media teniendo en cuenta a todos los ciudadanos, incluyendo los niños, dividiendo esa cantidad entre 47 millones de personas, cada ciudadano pagó 12.000€ en impuestos por lo tanto una familia de 3 miembros una pareja y un niño aportaron 36.000€ de media. Si obtenemos el dado solo referido a los trabajadores, significa que cada uno ha pagado 28.000€ en impuestos”. Añadió que si se tiene en cuenta que en ese ejercicio el salario medio en España fue de 26.000€, “el trabajador promedio pagó 15.800€ en impuestos”.

Analizando estos datos en conjunto “podríamos plantearnos si el Estado no nos quitará esa cantidad tendríamos autonomía suficiente para gestionar aquellos servicios que hoy nos proporciona el Estado. Si la recaudación del Estado bajase al 20%, significaría que al trabajador promedio se le devolverían 12,600 €”, señaló.

Juan Ramón Rallo puso un ejemplo: con un 10% del PIB de gasto público se cubriría el gasto actual de Defensa (1% del PIB); Seguridad y Justicia (2% del PIB); los servicios municipales (0,5% del PIB); la gestión de residuos y el tratamiento del agua (0,8% del PIB); una burocracia estatal generosa (2% del PIB), todo esto suma algo más del 6% del PIB, por lo que hasta 10 puntos porcentuales, hay suficiente dinero para ayuda social y luchar contra la pobreza

Para añadir: “es un marco ideal de una sociedad que avanza en términos de libertades, en un sentido muy amplio. El Estado de estas características tendría una mayor capacidad para luchar efectivamente contra la pobreza porque habría recursos específicamente destinados a ello”.

El papel de la clase media

Para Juan Ramón Rallo, la redistribución se está haciendo “de ricos y pobres a clase media porque el grueso de votantes es clase media, entonces la clientela política que es atendida por los políticos que quieren ganar elecciones es la clase media y es a la clase media a la que se le dan más servicios. Hay un incentivo muy fuerte a centralizar recursos en la clase media a costa ya no de los ricos que bueno desde una perspectiva socialdemócrata sería lógico, pero también de los pobres que eso ya es un disparate absoluto”.

Algo similar pasa con las pensiones pues “ahora la redistribución, cada vez más, es desde jóvenes hacia pensionistas, por tanto las mayores tasas de pobreza y de subempleo se concentran en los jóvenes, Para ellos no hay algún tipo de ayuda porque todo el presupuesto va dirigido a las pensiones por qué cada vez la por sociedad está más envejecida y, por tanto, el porcentaje de población votante pensionista es mayor”.

Un economista sobresaliente

La tesorera del Colegio de Abogados de Elche, Francisca Bailén, ha mostrado su satisfacción por la organización de este evento en colaboración con el Foro de Debate Económico Germán Bernácer, una acción que se enmarca en la programación de actividades formativas para los colegiados.

El presidente del Foro de Debate Económico Germán Bernácer, José Martín de la Leona, ha agradecido al Colegio de Abogados de Elche y a Caja Rural Central su colaboración en el evento. Ha comentado en su presentación que el Foro “nació hace diez años por la asociación de una veintena de despachos profesionales del Derecho y la Economía de la provincia de Alicante. Entre nuestros objetivos me gustaría destacar que estamos encantados de potenciar y dar a conocer la figura del prestigioso economista alicantino Germán Bernácer cuya personalidad y obra había caído en el ostracismo. Fue uno de los impulsores de la macroeconomía que tuvo una gran influencia en la primera mitad del siglo XX sobre la escuela keynesiana. Además, fue el fundador del Servicio de Estudios Económicos del Banco de España en compañía de Olegario Fernández”.

El segundo objetivo es intensificar la relación con la universidad y para ello hemos creado junto a la Universidad de Alicante la Cátedra Germán Bernácer con la que estamos difundiendo a Germán Bernácer en la universidad, pero también reeditando sus libros y apoyando investigaciones sobre sus obras. Es una función fundamental apoyar a los alumnos de Ciencias Económicas y Derecho, dándoles prácticas otorgamos premios fin de grado y fin de master, Colaboramos con el Parque Científico de Alicante apoyando spin off con horas pro bono de los despachos, entre otras acciones.

El tercer objetivo es la formación interna de los miembros de los despachos, para lo que contamos con especialistas y personalidades de reconocido prestigio de todas las áreas de conocimiento que les interesan a los profesionales.

Y el cuarto objetivo, es organizar eventos públicos con líderes de opinión y grandes expertos del mundo económico y del derecho que sirvan como punto de encuentro y reflexión de personas e instituciones para vertebrar el territorio y la sociedad civil.

En su presentación, el presidente del Foro ha afirmado que Juan Ramon Rallo estudió Ciencias Económicas y Derecho en la Universidad de Valencia e hizo su doctorado en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Actualmente es profesor en OMMA Business School, en el IE Univesitu, en la Universidad Francisco Marroquín, y Decano de Grado en la Universidad las Hespérides. Colabora habitualmente en prensa con El Confidencial y La Razón. Ha sido director del think tank Instituto Juan de Mariana. Ha escrito diversos libros como Una revolución liberal para España, Liberalismo: los diez principios básicos del orden político liberal o, Anti-Marx.